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Presenta un gran abanico de aromas, sabores, texturas y colores, que pueden dar una gran variedad de opciones al momento de elegir a qué alimento acompañar. La cerveza no solo ayuda a combatir la sed y el calor, también es una gran compañía para la mesa y para cualquier ocasión.
Combinar la bebida y la comida es un acto que conocemos como “maridaje”. Esta acción, busca encontrar un nuevo sabor o una nueva experiencia al combinar ambos elementos. Por ejemplo: mezclar una cerveza fresca como una Schlappeseppel Weissbier con una ensalada fresca, veremos que la cerveza potencia el aderezo y los sabores. Combinar una especiada Kasteel Tripel con un asado de vacuno encontraremos algunos puntos de contraste entre el especiado y afrutado de la cerveza y el sabor y la grasitud de la carne. O como una tostada Guinness Extra Stout es la mejor compañía de un browniana de chocolate.
Las posibilidades son infinitas y descubrir (a través del ensayo y error) la mejor opción se transforma en un entretenido camino de conocimiento y placer sensorial.
Cervezas más suaves y amables van bien con platos igual de amables. Es importante que ninguno sobrepase en sabor al otro, si no que cuidar que siempre ambos sean equiparables en su intensidad. Hay que tener en consideración en la cerveza el grado alcohólico, el amargor, el perfil de la malta, del lúpulo y de la levadura; si es ligera o robusta. En la comida si esta es asada, al horno, frita o al vapor; si tiene mucha o poca grasa; si se come bien cocida o cruda, etc.
Un pollo a la plancha es un buen acompañamiento de una Kuchlbauer Helles (Lager ligera y de sabores suaves); no así un buen acompañamiento de una Schlappeseppel Edel Doppelbock (Lager fuerte y de sabores tostados fuertes) ya que este último sobrepasaría el sabor del pollo.
Busca aromas y sabores que vayan de la mano, porque son procesos bioquímicos similares. Uno fácil es combinar cervezas con lúpulos herbales (como una Stangen Pils) con quesos con hierbas, o ensaladas. También armonizan cervezas con presencia de la levadura (como una Reeper B. Weissbier) con alimentos que contengan masas como sándwiches o pizzas. O la más fácil, una cerveza tostada (como una Crew Republic Imperial Stout) con frutos secos tostados o repostería.
Cervezas bien carbonatadas (como una And Union Pale Ale) actúan perfecto cortando la grasitud. Cervezas amargas y con alto contenido lupulado (Reeper B. IPA) contrastan bien platos dulces o tartas como un pie de limón, pero también fortalecen la sensación de picor en comidas especiadas, cuidado con el ají y el lúpulo.
Cervezas alemanas acompañan platos alemanes: Una Schlappeseppel Dunkel es ideal con embutidos; tal como una Schlappeseppel Kellerbier combina bien con encurtidos clásicos alemanes.
El maridaje es un mundo por descubrir y conocer, lo mejor es que no hay límites para ir probando y cada bocado y cada sorbo es un pasito más para ir definiendo cuales son nuestras combinaciones favoritas.